En una región marcada por años de conflicto con esperanzas de paz, un nuevo capítulo se desarrolla en el sur de Siria, uno marcado por el miedo y la presencia militar. Residentes como Abu Ibrahim despiertan al implacable sonido de tanques y disparos, marcando la llegada no bienvenida de las fuerzas israelíes. Ha pasado un año desde la caída de Assad, pero en lugar de una nueva libertad, se enfrentan a la ocupación bajo un poder extranjero.
El Día que Cayó Assad
La transición de un régimen represivo a una ocupación militar fue rápida e inquietante para los habitantes de Quneitra. En la mañana después de que el régimen de Assad se desmoronara, las tropas israelíes entraron en la provincia, previamente gobernada por las milicias de Assad. La apariencia de liberación fue rápidamente ensombrecida por la realidad de una dominación militar extranjera que trajo consigo su propio conjunto de desafíos y reglas.
Vida Bajo Ocupación
Según residentes como Ibrahim, la supuesta seguridad proporcionada por las fuerzas israelíes se siente más como un control opresivo. Las redadas nocturnas, los puestos de control y los registros se han vuelto comunes. La defensa israelí justifica su presencia como una necesidad para proteger las fronteras, pero para muchos sirios, cada redada y puesto de control erosiona la más mínima esperanza de normalidad después del conflicto. “Esperábamos paz, pero esto es otra forma de tiranía”, dice el vecino de Ibrahim, reflejando un sentimiento compartido entre los locales.
Aplastados por el Conflicto
Beit Jinn se presenta como un recordatorio explícito de la nueva realidad. La incursión israelí de finales de noviembre dejó un rastro de devastación, con civiles, incluidos niños, entre las bajas. La ocupación ya no es teórica; es una experiencia vivida para quienes una vez creyeron haber sobrevivido a lo peor del conflicto sirio.
Buscando una Paz Elusiva
Los intentos de Siria de negociar una retirada pacífica de las fuerzas israelíes, facilitadas por la mediación de los EE.UU., hasta ahora han producido pocos resultados productivos. Mientras tanto, la gobernanza siria sigue siendo ineficaz en los territorios ocupados, reemplazada por la autoridad de una fuerza armada extranjera, una presencia tan contradictoria con la paz como los años de guerra que anhelan dejar atrás.
Luchas Diarias y Esperanzas
La vida cotidiana se ha transformado. Actividades desde la agricultura hasta las reuniones familiares requieren permisos israelíes, con aviones no tripulados vigilando como un recordatorio constante. La ayuda humanitaria, repartida por las fuerzas israelíes, solo subraya la condicionalidad de la existencia bajo ocupación. Todos los esfuerzos dependen de obtener permisos, aprender suficiente hebreo para comunicarse mínimamente con los soldados israelíes, y navegar con cautela una existencia frágil.
Un Clamor por el Cambio
Para Ibrahim y muchos otros, la decisión de quedarse no es por elección, sino por falta de alternativas. “Esto no es vida”, admite Ibrahim, contemplando mudarse a Damasco si incluso la más mínima oportunidad se presentara. A medida que los tanques reconstruyen bases militares en lugar de comunidades, los ecos de la construcción en otras partes de Siria solo sirven para subrayar su aislamiento y desesperación.
Según The Guardian, las implicaciones geopolíticas y las historias humanas entrelazadas continúan evolucionando en lo que puede ser uno de los capítulos más desafiantes de Siria hasta ahora.