En un mundo de alianzas frágiles y equilibrios de poder cambiantes, el conflicto en curso entre Israel e Irán coloca a Rusia en una posición única, tanto como aliado como intermediario. Esta compleja relación exige la destreza de navegación de Rusia para mantener un equilibrio diplomático en el Medio Oriente.

Las alianzas históricas de Rusia

Rusia ha mantenido durante mucho tiempo relaciones estratégicas en la región, particularmente con Irán, vinculadas a intereses compartidos en contextos históricos y geopolíticos. Desde su intervención en Siria junto al ex presidente Bashar al-Assad hasta las recientes colaboraciones militares, Rusia e Irán se han acercado a lo largo de los años. Sin embargo, las hostilidades recientes han obligado al Kremlin a reevaluar su postura.

El Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú no se apartó de condenar las acciones de Israel, calificándolas de “ataques militares no provocados contra un estado soberano miembro de la ONU”. Sin embargo, la dependencia de Rusia de los canales diplomáticos y su interés en mantener relaciones con Israel atenúan la perspectiva de un fuerte compromiso militar junto a Irán.

Los intereses en juego

Más allá de la amistad, los intereses prácticos gobiernan las acciones de Rusia. El especialista independiente en Medio Oriente Ruslan Suleymanov enfatiza la importancia del equilibrio. “Mantener las relaciones con Israel es crucial para Moscú”, afirma Suleymanov. Las relaciones matizadas revelan la negativa de Moscú a incluir a Hamas en la lista negra como organización terrorista, subrayando un compromiso con el equilibrio continuo entre el apoyo palestino y la buena voluntad israelí, especialmente sus preocupaciones sobre los judíos rusos.

Rusia: ¿Medianero diplomático?

La actual agitación entre Israel e Irán puede abrir avenidas para Moscú como intermediario diplomático. La oferta de mediación de Vladimir Putin subraya la postura objetiva de Moscú, que potencialmente capitaliza sus vínculos con ambas naciones. Sin embargo, los analistas advierten que la influencia de Rusia ha disminuido desde la transformación del régimen sirio, redirigiendo la atención hacia una estrategia geopolítica más amplia que involucra a Ucrania.

Según Al Jazeera, algunos sugieren que la crisis intensificada en el Medio Oriente permite replantear prioridades globales, desviando la atención y los recursos de Occidente de Ucrania hacia Israel. Sin embargo, las maniobras estratégicas de Putin en el escenario internacional siguen siendo una gran estrategia ambiciosa pero velada.

El futuro del compromiso

Dada la compleja función del Kremlin, no espere un cambio crucial en las políticas de Moscú, sino más bien un enfoque continuo en la diplomacia intrincada. A pesar de la declaración de Sergey Mardan contra las alianzas con Israel, la realpolitik sugiere que la alineación militar abierta sigue siendo improbable, ya que la cooperación con Tel Aviv hasta ahora ha demostrado ser esencial para las operaciones regionales en Siria.

Por el contrario, si las tensiones en el Medio Oriente disminuyen, la ambigüedad podría regresar, sin embargo, los ecos de las ondulaciones geopolíticas se oyen a través de contiendas más amplias, especialmente en lo que respecta al discurso territorial de Ucrania.

Rusia continúa su danza diplomática, caminando la delgada línea entre la lealtad y el pragmatismo, asegurando su influencia en la narrativa del conflicto en el Medio Oriente.