Los expertos en salud están planteando serias preocupaciones sobre el uso continuado de la difenhidramina, comúnmente conocida por su nombre comercial, Benadryl. A medida que más personas recurren a este medicamento de venta libre para combatir las alergias, los profesionales médicos instan a la precaución, citando sus posibles riesgos.

Los peligros acechando en su botiquín

La Dra. Anna Wolfson, alergista del Hospital General de Massachusetts, advierte que la difenhidramina puede estar causando más daño que beneficio. A pesar de su popularidad para tratar síntomas de alergia, incluidas las reacciones alimentarias, Wolfson señala que la epinefrina debería ser el tratamiento de primera línea. “Es hora de avanzar”, afirma, destacando que los efectos sedantes de la difenhidramina pueden ocultar el empeoramiento de los síntomas.

Entendiendo los riesgos

Inicialmente aprobada en 1946, la difenhidramina sirve como un antihistamínico de primera generación. Aunque es eficaz para bloquear los receptores relacionados con las alergias, afecta inadvertidamente otras funciones cerebrales. En adultos, esto resulta en somnolencia, deterioro cognitivo e incluso problemas cardíacos. Los adultos mayores enfrentan efectos secundarios prolongados, lo que lleva a la desorientación y a un mayor riesgo de caídas. Para los niños, la sobredosis accidental y las reacciones graves han generado preocupación, especialmente después del viral “Reto Benadryl”. La Dra. Manuela Murray enfatiza que su uso indebido para síntomas de resfriado o como ayuda para dormir es inseguro e innecesario.

Alternativas modernas: una opción más segura

Los expertos recomiendan antihistamínicos más nuevos como la loratadina, cetirizina o fexofenadina. Estos medicamentos de segunda generación ofrecen beneficios similares sin los efectos adversos. La Dra. Alyssa Kuban aconseja especialmente contra el uso de difenhidramina para problemas relacionados con el resfriado.

Un llamado al cambio

Según WTOP, una reciente revisión de Johns Hopkins y la Universidad de California impulsa la eliminación de la difenhidramina del mercado o al menos de los estantes OTC, moviéndola detrás del mostrador. Este cambio fomentaría medicamentos más seguros y mejor orientación por parte de los farmacéuticos. Sin embargo, con más de 1,5 millones de recetas aún escritas anualmente en los EE.UU., esta transición no ocurrirá de la noche a la mañana. Pero, a medida que el activismo crece, la difenhidramina podría pronto clasificarse como un vestigio de una era pasada, con alternativas más seguras y efectivas ocupando su lugar.