Rhizlane Siba’s salto al reconocimiento como la mejor saltadora de altura de Marruecos es un relato de encuentros fortuitos y determinación inquebrantable. Cuando tenía diez años, se encontró con este deporte de manera inesperada. Durante un día normal en su escuela primaria en Rabat, un juego simple organizado por su maestro hizo que los estudiantes intentaran saltar sobre una cuerda suspendida entre dos postes. Este evento aparentemente insignificante cambiaría el curso de su vida para siempre.

Un Encuentro Fortuito

Imaginen estar en el patio de la escuela, con las voces de niños jugando resonando alrededor, cuando Siba descubrió su talento innato por primera vez. “Saltábamos del suelo al suelo, cortando la cuerda y cayendo de pie,” recuerda. Ese momento notable cuando una joven saltó más alto que sus compañeros la impulsaría hacia nuevas alturas—literalmente—en el Estadio Moulay Abdellah en Rabat.

Según Morocco World News, este momento crucial no solo fue un hito personal sino también un capítulo significativo en el atletismo marroquí. Siba rápidamente ascendió para representar a Marruecos en el equipo nacional, rompiendo récords en los niveles juvenil, junior y senior en el camino.

Reconocimientos Pioneros

Los logros de Siba son grandiosos e históricos. Su victoria más preciada llegó durante los Campeonatos Africanos Senior 2014 en Marrakech, donde se llevó la única medalla de oro de Marruecos, manteniéndose orgullosa mientras se tocaba el himno nacional. Anteriormente, en 2013, se había convertido en la primera saltadora de altura marroquí en obtener una medalla en el Campeonato Mundial Juvenil en Ucrania.

Pero entre los aplausos y los elogios, ha tenido que luchar por la visibilidad en un país donde el salto de altura está a la sombra de un legado envidiable de éxitos en atletismo.

Propugnando el Cambio

A pesar de sus numerosos logros, Siba es vocal sobre la falta de apoyo a los saltadores de altura en Marruecos. “No hay infraestructura o sistema que impulse a los atletas en eventos técnicos,” observa. Su tiempo en la Universidad Estatal de Kansas en los Estados Unidos le abrió los ojos al potencial transformador del apoyo estructurado y el atletismo.

De hecho, los cinco años pasados en Kansas no solo fueron sobre perfeccionar su técnica sino también sobre entender la importancia de la inversión en atletas. “Los estudiantes-atletas en los Estados Unidos son tratados mejor que los atletas profesionales en casa,” remarca, enfatizando la necesidad de orientación en nutrición, prevención de lesiones y apoyo académico.

Rompiendo el Molde

A su regreso a Marruecos, Siba ha estado abogando por un cambio de paradigma en cómo se preparan y entrenan los atletas. Defiende la integración de métodos científicos, como la recopilación de datos y el seguimiento del rendimiento, un enfoque de vanguardia que ella cree puede generar éxitos medibles.

Además, es una firme defensora de equilibrar la disciplina con el talento. “Un atleta ambicioso que entrena un día y al siguiente se salta el entrenamiento nunca mejorará,” afirma. El apoyo inquebrantable de su propia familia forma la base de su búsqueda atlética, un testimonio del inmenso papel que la disciplina juega en su vida.

Altas Expectativas

A pesar de los desequilibrios en apoyo y visibilidad, Siba sigue siendo una abanderada no solo para Marruecos en competiciones internacionales, sino también como un faro de cambio en casa. Este junio pasado, representó a Marruecos como Embajadora Olímpica Juvenil en Grecia, explorando cómo la inteligencia artificial podría revolucionar el rendimiento atlético.

Mientras Siba continúa su incansable búsqueda para convertirse en la primera saltadora de altura marroquí en calificar para los Juegos Olímpicos, encarna una visión más allá del logro personal. Sus sueños están entrelazados con el objetivo de colocar el salto de altura de manera prominente en la historia deportiva de Marruecos—una historia que comenzó con el salto de una niña sobre una cuerda del patio de juegos.

Apoyemos a atletas como Rhizlane Siba, quienes trazan nuevos caminos contra viento y marea y empujan los límites para asegurar que cada salto hacia adelante sea reconocido y celebrado.